Nunca has fallado en tu trabajo. O quizás acabas de escribir un estudio muy relevante de medicina veterinaria. Tu clínica está teniendo muchísimo más éxito del esperado. Recibes felicitaciones y te elogian, pero aun así, tú sigues pensando que no eres lo suficientemente bueno en tu labor y que esos éxitos son fruto de la suerte. Esta es una de las formas en las que se presenta el síndrome del impostor en veterinaria.
¿Qué es el síndrome del impostor?
El síndrome del impostor se trata de un fenómeno psicológico que provoca que aquellas personas que lo padecen sientan que nunca están a la altura de las circunstancias o son incapaces de creer y asimilar que lo que han obtenido lo merecen como resultado de su trabajo.
El síndrome del impostor se puede presentar en diferentes niveles, apareciendo de manera temporal o de forma prolongada, lo cual hace que empeore con el tiempo.
Síndrome del impostor en veterinaria
Alrededor del 70% de la población trabajadora ha experimentado este síndrome en algún momento de su vida.
En la carrera veterinaria puede suceder en cualquier momento. Es decir, se puede dar en recién graduados que obtienen su primer trabajo en un centro veterinario, pero también en profesionales con experiencia que están en un momento de ascenso laboral o en líderes y emprendedores.
Aquellas personas que lo sufre conviven con el sentimiento de ser un fraude, que no han logrado lo que tienen por su esfuerzo y capacidades, sino por suerte o por su personalidad.
¿Quiénes tienen más tendencia a sufrir el síndrome del impostor?
Son varios los perfiles personales y las circunstancias que pueden provocar que una persona desarrolle el síndrome del impostor en veterinaria u otra profesión.
Dinámicas familiares disfuncionales durante la infancia
Por ejemplo, cuando un niño o niña es sometida a una gran exigencia por parte de su familia para lograr buenas notas.
También puede suceder cuando hay alguien cercano al menor a quien siempre se le reconocen sus logros. Esto hace que se generen comparaciones de manera constante, propias o por parte de otros.
Ser muy autoexigente y perfeccionista
Sin haber sido sometidas a exigencias en la infancia, las propias personas pueden desarrollar un carácter autoexigente y muy crítico consigo mismas.
El perfeccionismo también es otra razón de peso, pues hace que nos exijamos mucho para triunfar y cuando se logran los éxitos simplemente por el buen hacer, parece que no se ha luchado lo suficiente y, por tanto, no son merecidos.
Miedo al fracaso y al ridículo
Otras de las características que suelen encontrarse en las personas que padecen el síndrome del impostor son el miedo a fracasar o a hacer el ridículo.
Estereotipos de género
En mayor medida suelen ser las mujeres las que padecen el síndrome del impostor. Esto es debido a las presiones y dificultades que hay para conciliar la vida profesional con la familiar.
La exigencia y competitividad de la profesión veterinaria hace que, por esta razón, el colectivo femenino sea más vulnerable.
También es importante tener en cuenta que, tradicionalmente, la sociedad ha educado a los niños para que sean más fuertes y exitosos, no siendo igual en el caso de las niñas.
Por suerte, esto ha cambiado muchísimo, pero aún hay muchas mujeres que tienen arraigada esa idea y a las que les cuesta valorar sus propias habilidades y conocimientos.
Dicho esto, y teniendo en cuenta que un 70% de los profesionales del sector son mujeres, es obvio que en la profesión hay un alto porcentaje de personas que sufren o son susceptibles de sufrir el síndrome del impostor en veterinaria.
Percepciones distorsionadas del éxito o el fracaso
Hay personas que tienen una percepción muy distorsionada de lo que es el éxito, el fracaso o la competencia.
Por ello, tienden a esforzarse desmesuradamente por fines que luego no compensan.
Profesionales en ascenso o cambio
Los periodos de transición son bastante propicios para la aparición o amplificación de los sentimientos del «impostor».
Esto se debe a las inseguridades propias del cambio, que amplifican los miedos o inseguridades de la persona.
Falta de apoyo en los inicios
Los recién graduados pueden llegar a padecer el síndrome del impostor cuando por primera vez se les asignan grandes responsabilidades en el trabajo.
Esto se acentúa cuando no cuentan con el apoyo de un mentor, ya que pueden sentirse completamente fuera de lugar.
Es un sentimiento bastante comprensible debido a su falta de experiencia, pero sin la ayuda necesaria, puede tener repercusiones muy negativas que los aleje de su profesión.