Para muchos profesionales del sector de la veterinaria, el estrés en su día a día laboral es como si fuese otro compañero más. Y uno muy malo. Por eso, aprender a manejar el estrés veterinario para que no te cause agotamiento es esencial.
Consecuencias del estrés en el día a día veterinario
Los niveles de estrés que puede llegar a controlar una persona son diferentes en cada individuo. Lo que sí es común a todos es que, cuando esos niveles se presentan en exceso y, especialmente, cuando el estrés persiste en el tiempo, la situación se vuelve en nuestra contra.
Es así como se presentan las consecuencias del estrés en el día a día veterinario.
- Dentro de las consecuencias a nivel físico se producirá una debilitación del sistema inmune, la alteración del metabolismo del azúcar y de la presión arterial (entre otras alteraciones), así como una aceleración del envejecimiento celular. Por no hablar de los posibles dolores de cabeza derivados de la tensión.
- A nivel mental, las consecuencias son aún más graves y explican por qué es importante aprender a manejar el estrés veterinario. Entre esas consecuencias están:
- Olvidos frecuentes.
- Incapacidad o dificultad para la atención y la concentración.
- Mal humor.
- Hipersensibilidad ante las críticas.
- Susceptibilidad a los errores y accidentes.
- Problemas para tomar decisiones.
Debido a todo ello, el agotamiento puede aparecer con muchísima más facilidad.
Cómo comenzar a manejar el estrés veterinario para que no te cause agotamiento
Si estás siendo consciente de que el estrés te está manejando a ti, es hora de que tomes partido y comiences tú a controlarlo a él.
- Lo primero que debes hacer es determinar cuáles son las situaciones que te provocan mayor estrés. ¿Es una falta de organización en el centro? ¿Son las conversaciones con los clientes? ¿Es un exceso de trabajo diario? Si no analizas y concretas qué es aquello que te causa estrés, será complicado buscar soluciones para ello.
- Empieza a mejorar las habilidades para resolver problemas. Una de ellas es priorizar las tareas más importantes. Otra gestionar mejor el tiempo. Otra podría ser perder el miedo a hablar con los compañeros sobre los problemas del día a día.
- Busca apoyo en el equipo. Muchas veces nos callamos problemas en el trabajo pensando que son un asunto personal y, por ello, nos enteramos bastante tarde de que a nuestros compañeros les pasa lo mismo. Buscar el apoyo común es una técnica básica para empezar a manejar el estrés veterinario. Y no solo porque los demás estén en la misma situación. Aun sin estarlo, ellos pueden tener un punto de vista diferente al tuyo que te ayude a mejorar tu estrés o pueden ofrecerte ayuda.
- Si lo que te estresa es tener que dar la cara ante los clientes, cada vez que eso vaya a ocurrir, tómate unos segundos para mentalizarte y pensar qué les vas a decir antes de hablar con ellos.
- Comienza a poner límites. Como mencionábamos, una de las principales causas del estrés veterinario es el cúmulo de trabajo. Por ello, aprender a decir «NO» en el centro veterinario sin sentir culpa será otra de tus tareas.
- Fuera de tu centro de trabajo también es esencial que pongas de tu parte para manejar el estrés. Entre las actividades que puedes realizar, están:
- Técnicas de relajación como el yoga, la meditación o la respiración profunda.
- Realizar deporte y otras actividades que te motiven.
- Tomarte un tiempo para ti mismo, aunque sean 10 o 15 minutos diarios solo contigo.
- Mejorar tu vida social.
Todas estas actividades ayudarán a que desconectes del trabajo y que, al menos, no te lleves ese estrés a casa. Luego quedará que, poco a poco, lo vayas gestionando en tu centro de trabajo para que deje de formar parte de tu día a día.