A veces, encontrar el equilibrio entre la vida laboral veterinaria y la vida personal no es tarea fácil. No obstante, sí que es muy necesario establecer esos límites.
El costo de estar casado o casada con tu trabajo
Hoy en día es muy habitual que el trabajo invada nuestra vida personal, resultándonos muy complicado compaginar ambas cosas. Esto tiene un coste muy elevado:
- Salud deficiente: el estrés ocasionado por dedicar tantas horas al trabajo acabará por debilitar tu salud, pues suele empeorar síntomas relacionados con muchísimas afecciones médicas.
- Agotamiento físico: al no descansar y desconectar lo suficiente, el agotamiento físico acabará por aparecer. Esto influirá en tu productividad y eficacia, lo cual puede derivar en cometer errores peligrosos en tu día a día veterinario.
- Síndrome del quemado: es muy normal que el síndrome del quemado aparezca cuando no se puede encontrar un equilibrio entre la vida laboral veterinaria y la vida personal.
- Tiempo perdido con familia y amigos: cuando dedicas más tiempo al trabajo que a tu vida personal te vas a perder mucho de lo que sucede en tu entorno, empezando por la compañía de tu familia y amigos. Eso puede llegar a perjudicar seriamente tus relaciones con ellos, legando, incluso, a aparecer en ti un sentimiento de exclusión.
Cómo lograr un equilibrio entre vida laboral veterinaria y vida personal
Está claro que la vida profesional requiere unas exigencias que hay que cumplir. No obstante, hay que saber poner una línea de separación entre esas obligaciones y la obligación de vivir.
1. Empieza por establecer límites
Sin límites el trabajo absorberá todo tu día sin que casi te des cuenta. Por ello, ten presente lo siguiente.
- Administra bien la agenda de la clínica. Es evidente que en una clínica veterinaria siempre se darán imprevistos que pueden retrasar las citas y el horario de cierre. Por ello, ten en cuenta esta realidad y no des citas más allá de una hora determinada, lo que podría hacer que se retrasase muchísimo el fin de la jornada.
- Delega. Tienes que aprender a evaluar tus prioridades en el centro, acortar tus listas de tareas pendientes y delegar trabajos. Deja de aceptar tareas por sentimiento de culpa, de falso sentido del deber o por ejercer la microgestión (necesidad de gestionarlo todo y estar detrás de cada actividad).
- Administra el tiempo en equipo. Está claro que siempre debe haber varios profesionales atendiendo la clínica, pero debéis organizaros para que no haya necesidad de que tú o cualquier otra persona siempre estés presente durante más horas de las necesarias.
- Desconéctate del trabajo. Entendemos que esto es algo complicado cuando ofrecéis un servicio 24 horas, pero intenta no ser el único trabajador del equipo veterinario que siempre está pendiente del teléfono para urgencias.
2. Cuídate física y mentalmente
Si incluyes en tu rutina unos hábitos de vida saludable y de verdad te propones cumplirlos, te costará menos desconectar del trabajo para dedicarte tiempo a ti.
- Prepara recetas saludables para tus comidas.
- Haz deporte.
- Reserva un tiempo a la semana para hacer una actividad que te guste: tomar clases, bailar, ver una serie, hacer yoga, leer, salir a tomar algo, etc.
- Duerme lo suficiente.
3. Busca ayuda profesional
En ocasiones encontrar el equilibrio entre la vida laboral veterinaria y la vida personal es tan complicado y la situación se te ha ido tanto de las manos que no te va a quedar más remedio que buscar ayuda profesional para poder comenzar a poner orden entre tanto caos.
Y no, nos referimos a organizar tu agenda, sino a cuidar tu salud mental cuando esta se ve afectada por tanto estrés.
Dicho esto, debes tener en cuenta otra cuestión fundamental. El equilibro entre vida profesional y personal es un proceso continuo que hay que crear a medida que tus intereses, situación familiar y laboral cambie. Por ello, no dejes de hacer un análisis periódico de tus prioridades para hacer los cambios oportunos.
